Desde el primer instante, ¿Cómo te va mi amor? logra atrapar la atención del espectador con una narrativa que mezcla sensibilidad y fuerza escénica. La historia de Sofía no es únicamente la de un personaje ficticio: es el espejo en el que se reflejan las ilusiones, los tropiezos y las decisiones que marcan el destino de cualquiera de nosotros.
Lo que hace especial a esta puesta en escena es su capacidad para transitar con naturalidad entre la ternura y la crudeza de la vida emocional. La dirección mantiene un ritmo que nunca decae, y el elenco ofrece interpretaciones llenas de verdad, lo que permite que cada diálogo llegue al corazón con una sinceridad desarmante.
El público no solo asiste a una obra, sino a una experiencia que invita a cuestionarse sobre el amor, la soledad y la valentía de elegir lo que parece más difícil: seguir adelante. “¿Cómo te va mi amor?” nos recuerda que incluso en la fragilidad se encuentra la posibilidad de renacer, y que el teatro, en su esencia, está para conmovernos y hacernos sentir parte de la historia.
Sin duda, se trata de una puesta en escena que deja huella y que confirma el poder transformador del arte sobre nuestras emociones.